sábado, 1 de mayo de 2021

El Chómpiras y el Chavo son la misma persona

Gestas se dirigió a su casa, luego de una jornada laboral algo cansada. Una vez que llegó, calentó su comida en el microondas, se sirvió y se puso a ver en la computadora  un capítulo de Los Caquitos por el YouTube. Este capítulo se titulaba La novia del Chómpiras

Mientras comía miraba el capítulo, pues se sorprendió que el Chómpiras tenga una exnovia de hace veinte años, ya que él pensó que solo se veía con la señora de la farmacia. Sin embargo, a mitad del capítulo se sorprendió de algo que escuchó por parte del Chómpiras que le narró a la Chimoltrufia, a lo que Gestas dijo: ¿dónde he leído eso?

Puso pausa al video y retrocedió un poco la escena para escucharlo de manera más detenida. El diálogo entre el Chómpiras y la Chimoltrufia, quien fue a verlo en la cárcel, fue el siguiente:


—O ¿acaso me va a desnegar que usted ha sido siempre una persona totalmente insignificante y falta de personalidad y torpe y tonto? Y me va usted a perdonar bastante Chómpiras, pero usted bien sabe que yo como digo una cosa digo otra, porque por Dios hay cosas que ni que pos es como todo, ¿tengo o no tengo razón?  —dijo la Chimoltrufia. 
—Fíjese que ahora si tiene razón, yo siempre fue falto de personalidad, insignificante, mire, cuando era yo niño, mi mamá me dejaba encargado en la guardería infantil, luego regresaba por mi y decía "vengo a recoger a mi hijo"... "¿cuál es?" le preguntaban, entonces la encargada de la guardería le daba cualquier niño, el que tuviera más a la mano, eso quiere decir que cada vez le daban un chompiritas distinto. O sea, que ni siquiera estoy seguro de que yo sea yo, tal vez soy otro niño que le dieron a mi mamá —respondió el Chómpiras.


Gestas recordó que esas palabras las había leído hace una semana en el libro El diario del Chavo del 8 de Roberto Gómez Bolaños. En eso, sonó su celular, pues su amigo Dimas le había mandado un mensaje. Gestas tomó su celular y mandó un audio en el que decía: «Te escribo luego, acabo de resolver un misterio» y dejó su celular. Dimas se quedó sorprendido por lo que escuchó, pues pensó que se trataba de algo muy importante. Por su parte, Gestas buscaba en su habitación el libro del Chavo, pues no recordaba exactamente donde lo había dejado. De pronto, recordó que se lo había prestado precisamente a Dimas. Cogió su celular y lo llamó:

—¡Dimas!, viejo, una pregunta ¿tienes el libro del diario del Chavo que te presté a la mano?
—Sí, justo para eso te escribía, pues lo terminé de leer y ahora quería devolvértelo.
—Claro, tráelo a mi casa en media hora, ¿podrás?
—Sí, quizá llegue antes, porque justo estoy yendo para tu casa para comer un chifa de paso.
—Ya, genial, acá te espero.
—¿Qué misterio acabaste de resolver? Cuenta.
—Ya cuando llegues con el libro te cuento.
—Ok.

Pasó media hora y Dimas, en su auto rojo, llegó a casa de Gestas. Este salió, subió al carro y se fueron a un Chifa que quedaba por ahí cerca. Una vez que pidieron lo que iban a comer, Dimas le dijo:

—Ya, ahora sí, cuenta ese misterio.
—Pásame el libro del Chavo.
—Aquí está.
—Veámos... ¿en qué página estaba?
—¿Qué parte buscas? La parte en que el Chavo cuenta las veces en que el señor Barriga va a cobrarle a Don Ramón es muy buena.
—Sí, pero ahora estoy buscando... ¡Ah! ¡Aquí está! Estaba al inicio nomás.
—¿Qué cosa?
—La niñez del Chavo, mira lee lo que dice aquí en la página 4.
—Veámos... —dijo Dimas y empezó a leer la parte que Gestas le señaló.

«A mi mamá sí la conocí, pero nomás tantito. Como ella tenía que trabajar, todos los días me llevaba a una casa que se  llamaba guardería, y ahí me la pasaba yo hasta que mi mamá regresaba después a recogerme. Lo malo era que la pobre llegaba muy cansada de tanto trabajar, y cuando decía que iba a recoger a su hijo le preguntaban: "¿Cuál es?", y ella respondía: "No sé; uno de ésos", y  entonces  le daban el niño que tenían más a la mano. y claro que no siempre le daban el mismo niño. O sea que lo más seguro es que yo no sea». 


—¡Misterio resuelto! —dijo Gestas con una gran sonrisa.
—No entiendo, ¿cuál misterio? —preguntó Dimas.
—Pero si está claro, el Chavo del 8 y el Chómpiras son la misma persona, mejor dicho, el Chómpiras el es el Chavo de viejo.
—¿Cómo dices?
—¡Ah, cierto! Es que no te mostrado la prueba de ello, mejor dicho, ya leíste lo que el Chavo escribió sobre su niñez, pero ahora saca tu celular y entra al YouTube.
—¿Para qué?
—Entra y te digo.
—Ok.

Dimas sacó su celular, ingresó a YouTube, Gestas le dijo que coloque en el buscador el capítulo de Los Caquitos titulado La novia del Chómpiras. Dimas así lo hizo. Gestas le dijo que lo adelantara hasta la parte en que la Chimoltrufia visita al Chíompiras en la cárcel. Dimas llegó a esa parte y ambos empezaron a ver y escuchar con atención el diálogo que está escrito líneas arriba. 

Al final, Dimas quedó asombrado y dijo:

—Si pues... tienes razón, se trata de la misma historia. O sea, que el Chómpiras es el Chavo del 8, quién iba a pensarlo.
—Así es, me di cuenta porque la clave de eso está en el libro (lo que el Chavo escribe sobre su niñez) y encaja perfectamente con lo que el Chómpiras le cuenta a la Chimoltrufia. Pero fuera de eso, hay un capítulo del Chómpiras y el Peterete, donde se le ve al Chómpiras que lo ayuda al Peterete a salir de la cárcel y usa una ropa muy parecida a la del Chavo. En fin, esto para mí quedó resuelto. El Chómpiras y el Chavo son la misma persona.

FIN

                                       



Cuento escrito por: David Misari Torpoco
Sábado, 1 de mayo de 2021
Hora: 07:45 p. m.

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